miércoles, 8 de enero de 2014

DESESPERACIÓN.

Le dijo bajo la tenue luz y entre lágrimas que quería otra oportunidad, no para él, si no para los dos, para mejorar todo lo anterior, para vivir otra historia en la que las intenciones se convirtieran en hechos y los sentimientos en palabras y caricias. Ella no sabía que sentía, su duda era dolorosa, paralizaba sus besos, su cariño. Él no sabía que podía ser lo mejor, ni para él, ni para ella, ni para ellos. Él, cobarde se moría poco a poco, la situación le ahogaba, la aparente indiferencia de ella era como agua a presión chocando contra su nariz, su boca y sus ojos. En la espera acabó esta historia, que en sí, fue historia, porque de algún modo, acabaría. Quizá, lo efímero se hizo eterno... 
Las lágrimas de Narciso, Guillermo Pérez Villalta.

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