Las arenas del olvido, Guillermo Pérez Villalta.
miércoles, 15 de enero de 2014
OLVIDO.
Esperaba olvidar las coordenadas de aquel punto de su cuello que hacía estremecerle y ponerle la piel de gallina. Quería olvidar aquella forma de besar sus labios que significaba mucho más que un beso y que los llevaría a desnudarse en instantes. Necesitaba olvidar la sensación que provocaba aquellas caricias en su pelo y aquellas manos recorriendo su espalda. Tenía que olvidar todo lo que soñó, todo lo que pensó, todo aquello que llenaba sus noches de utopías y sonrisas silenciosas. Una noche, de aquellas que se quedaron vacías, aprovechó el insomnio para que le diera el aire de la calle... Pasaría noches y noches de borracheras y funerales, en las que el ron le traía una corona de flores con una cinta que anunciaba: "Mi alma y yo ya te hemos olvidado". A la mañana siguiente nada recordaba, excepto a ella, y las coordenadas de aquel punto de su cuello, aquella forma de besar que les desnudarían, aquellas caricias que le estremecían... Así cada noche, así cada mañana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La noche debilita los corazones:
ResponderEliminarNoches de funeral, de vino y rosas.
Cancabrunsko, I LOVE YOU!!
ResponderEliminar