Tú, que para ser revolucionaria debes serlo el doble, tú, que para ser mujer necesitas ser revolucionaria. Mujer, compañera, el camino sin ti no es más que una puerta cerrada, un muro inabarcable. Compañera, mujer, que no te escriban más por ser agradable compañía en la alcoba, que no te escriban más por ser los tormentos o las glorias de los varones. Mujer, que tus caricias duelan, que tus besos se disparen. Compañera, que la libertad sea tuya y mía, que la revolución sea nuestra de una vez por todas.
Morning, Francesco Clemente.
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